La Trata y el Tráfico de Personas crecen diariamente en todo el mundo. Son violaciones de los derechos humanos ligadas a la creciente exclusión y desintegración social, la transformación de los mercados de trabajo, la violencia de género, la modificación de los modelos de producción y la transformación de hombres y niños, mujeres y niñas, en “objetos de consumo”.
La Trata y el Tráfico de personas han generado profundas discusiones, ya que su definición establece pautas y acciones legales, jurídicas y políticas particulares, tanto por parte de los Estados, de las organizaciones no gubernamentales como de las organizaciones internacionales. Estos conceptos, como sabemos, se refieren a realidades concretas que se van configurando a través de los años.
Las profundas desigualdades sociales y de género, juntas con las formas de ciudadanía restringida constituyen un cuadro de vulnerabilidades y violencias que posibilitan que niñas y niños, mujeres y hombres, sean explotados y comercializados por organizaciones criminales de carácter nacional o transnacional y violentados y abusados por los clientes de una demanda internacional que naturaliza su consumo. Esta problemática no está vinculada exclusivamente a la seguridad pública y ciudadana sino que fundamentalmente está relacionada con la violación de los derechos humanos. Consideramos además que la persepctiva de género es una dimensión ineludible para abordar estas problemáticas.
Latinoamérica presenta un panorama económico, social y cultural complejo que hace que en este territorio diversos países puedan ser tanto posibles destinos como “espacios de captación” u origen de personas. El desarrollo de la trata interna se ha desplegado y agravado en países que eran considerados de destino ya que el crecimiento económico de éstos –en algunos casos- ha provocado una “demanda” que no solo es “cubierta” con personas que provienen de otros Estados.
La situación de Latinoamerica como proveedora de Europa y Estados Unidos en lo que respecta al tráfico y la trata de personas es una realidad creciente que debe ser abordada desde las coordenadas de las relaciones desiguales entre norte-sur e implica exigir respuestas internacionales sobre legislación y acción conjunta en los países de destino y origen.
La Trata y el Tráfico de Personas es la expresión más brutal de la mercantilización de la vida, es la transformación de ella en un objeto destinado a valorizarse en los diversos mercados. Implicando en el caso de la Trata de Personas la reducción a la servidumbre y la negación de libertades y derechos fundamentales.
Estas formas de mercantilización están ligadas a una particular cultura del consumo y del cuerpo, en espacial de las mujeres, que se expresa desde los medios de comunicación así como desde las nuevas tecnologías informáticas y las relaciones desiguales entre los países y los géneros.
Lo que orienta y potencia tanto a la Trata como al Tráfico son aquellas personas que se constituyen y transforman en “clientes” o “beneficiarios/as” de dichas actividades, posibilitando así importantes negocios a las organizaciones criminales. Por lo tanto, Trata y Tráfico, son fenómenos mundiales provocados por la demanda y potenciados por la violencia, el desempleo, la pobreza, la violencia de género y la discriminación.
La reflexión y discusión sobre estas problemáticas, junto con el trabajo realizado por organizaciones no gubernamentales e instituciones públicas, puede abrir un campo de análisis que intente aportar e incidir en debates y políticas destinadas a la lucha contra la Trata y el Tráfico de Personas en Latinoamérica.
La Trata y el Tráfico de personas han generado profundas discusiones, ya que su definición establece pautas y acciones legales, jurídicas y políticas particulares, tanto por parte de los Estados, de las organizaciones no gubernamentales como de las organizaciones internacionales. Estos conceptos, como sabemos, se refieren a realidades concretas que se van configurando a través de los años.
Las profundas desigualdades sociales y de género, juntas con las formas de ciudadanía restringida constituyen un cuadro de vulnerabilidades y violencias que posibilitan que niñas y niños, mujeres y hombres, sean explotados y comercializados por organizaciones criminales de carácter nacional o transnacional y violentados y abusados por los clientes de una demanda internacional que naturaliza su consumo. Esta problemática no está vinculada exclusivamente a la seguridad pública y ciudadana sino que fundamentalmente está relacionada con la violación de los derechos humanos. Consideramos además que la persepctiva de género es una dimensión ineludible para abordar estas problemáticas.
Latinoamérica presenta un panorama económico, social y cultural complejo que hace que en este territorio diversos países puedan ser tanto posibles destinos como “espacios de captación” u origen de personas. El desarrollo de la trata interna se ha desplegado y agravado en países que eran considerados de destino ya que el crecimiento económico de éstos –en algunos casos- ha provocado una “demanda” que no solo es “cubierta” con personas que provienen de otros Estados.
La situación de Latinoamerica como proveedora de Europa y Estados Unidos en lo que respecta al tráfico y la trata de personas es una realidad creciente que debe ser abordada desde las coordenadas de las relaciones desiguales entre norte-sur e implica exigir respuestas internacionales sobre legislación y acción conjunta en los países de destino y origen.
La Trata y el Tráfico de Personas es la expresión más brutal de la mercantilización de la vida, es la transformación de ella en un objeto destinado a valorizarse en los diversos mercados. Implicando en el caso de la Trata de Personas la reducción a la servidumbre y la negación de libertades y derechos fundamentales.
Estas formas de mercantilización están ligadas a una particular cultura del consumo y del cuerpo, en espacial de las mujeres, que se expresa desde los medios de comunicación así como desde las nuevas tecnologías informáticas y las relaciones desiguales entre los países y los géneros.
Lo que orienta y potencia tanto a la Trata como al Tráfico son aquellas personas que se constituyen y transforman en “clientes” o “beneficiarios/as” de dichas actividades, posibilitando así importantes negocios a las organizaciones criminales. Por lo tanto, Trata y Tráfico, son fenómenos mundiales provocados por la demanda y potenciados por la violencia, el desempleo, la pobreza, la violencia de género y la discriminación.
La reflexión y discusión sobre estas problemáticas, junto con el trabajo realizado por organizaciones no gubernamentales e instituciones públicas, puede abrir un campo de análisis que intente aportar e incidir en debates y políticas destinadas a la lucha contra la Trata y el Tráfico de Personas en Latinoamérica.
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