un texto, para leer y reflexionar, de la web www.pjbonaerense.org.ar.
Conducir: llevar a una persona o a un grupo de personas por el camino adecuado.
El peronismo como todo movimiento nacional y popular nació a partir de una clara y visible conducción, y si nos atenemos a la definición del termino, sus dos grandes conductores, Perón y Eva Perón, llevaron a su movimiento por el camino adecuado, lo encauzaron y le dieron una identidad. Esta conducción fue la que interpretó y le dic solución a las necesidades de un pueblo que hasta entonces había estado postergado.
Perón adoptó parcialmente el concepto de conducción del pensamiento militar, pero lo diferenció de la política, ya que, en el plano militar el que recibe una fuerza encuadrada e institucionalizada lo que debe hacer es mandar, en cambio el político debe conquistar la voluntad de sus seguidores, organizarlos y plantearlas una idea clara a seguir.
Para Perón, la conducción política es un arte. “La conducción política es un arte, y ese arte está regido por principios, como todas las artes. Si no tuviera principios no sería un arte, así como una ciencia que no tiene leyes tampoco es una ciencia……No hay recetas para conducir pueblos, ni hay libros que aconsejen cuáles son los procedimientos para conducirlos. Los pueblos se conducen vividamente, y los movimientos políticos se manejan de acuerdo al movimiento, al lugar y a la capacidad de quienes ponen la acción para manejarlos. Sin esto es difícil que pueda conducirse bien. No es la fuerza, no es solamente la inteligencia, no es el empleo mecánico de los métodos, no es tampoco el sentido ni el sentimiento aislado, no hay un método ideal para realizarlo, ni existe un medio eminentemente empírico. Es decir, es una concentración de circunstancias tan variables, tan difíciles de apreciar, tan complejas de percibir, que la inteligencia y el racionalismo son a menudos sobrepasados por la acción del propio fenómeno. Y para concebirlo hay solamente una cosa superior, que es la percepción intuitiva e inmediata y la contra acción que de ese fenómeno vuelve a reproducirse como fenómeno en la colectividad“. ( Juan Domingo Perón. Conducción Política)
Poner en practica la conducción para Perón es “la imposición de la voluntad propia sobre la del adversario“, y esto lo logra a través de una estrategia, manejando información sobre sus adversarios y sorprendiendo en la toma de decisiones.
El peronismo siempre tuvo una conducción orgánica basada en una clara y expuesta doctrina. Esta es la base de toda su conducción, siempre y cuando, este conductor es seguido por su forma de ser y de actuar por una masa que lo va conociendo y aceptando su pensamiento y forma de acción. Entonces el peronismo toma la conducción como una forma de dirigir basada en la acción y por los acierto u errores que esta va produciendo: "La buena conducción se mide por el éxito. En el arte de la conducción hay sólo una cosa cierta. Las empresas se juzgan por los éxitos, por sus resultados… La conducción es un arte de ejecución simple: acierta el que gana y desacierta el que pierde. Y no hay otra cosa que hacer. La suprema elocuencia de la conducción está en que si es buena, resulta, y si es mala, no resulta…" (Juan Domingo Perón. Conducción Política)
Fuentes:
Diccionario de Política. Norberto Babbio, Nicola Mateucci y Gianfranco Pasquino.
Perón. Conducción Política.
Crisis y resurrección del peruanismo. Mario Bertellotti.
Conducir: llevar a una persona o a un grupo de personas por el camino adecuado.
El peronismo como todo movimiento nacional y popular nació a partir de una clara y visible conducción, y si nos atenemos a la definición del termino, sus dos grandes conductores, Perón y Eva Perón, llevaron a su movimiento por el camino adecuado, lo encauzaron y le dieron una identidad. Esta conducción fue la que interpretó y le dic solución a las necesidades de un pueblo que hasta entonces había estado postergado.
Perón adoptó parcialmente el concepto de conducción del pensamiento militar, pero lo diferenció de la política, ya que, en el plano militar el que recibe una fuerza encuadrada e institucionalizada lo que debe hacer es mandar, en cambio el político debe conquistar la voluntad de sus seguidores, organizarlos y plantearlas una idea clara a seguir.
Para Perón, la conducción política es un arte. “La conducción política es un arte, y ese arte está regido por principios, como todas las artes. Si no tuviera principios no sería un arte, así como una ciencia que no tiene leyes tampoco es una ciencia……No hay recetas para conducir pueblos, ni hay libros que aconsejen cuáles son los procedimientos para conducirlos. Los pueblos se conducen vividamente, y los movimientos políticos se manejan de acuerdo al movimiento, al lugar y a la capacidad de quienes ponen la acción para manejarlos. Sin esto es difícil que pueda conducirse bien. No es la fuerza, no es solamente la inteligencia, no es el empleo mecánico de los métodos, no es tampoco el sentido ni el sentimiento aislado, no hay un método ideal para realizarlo, ni existe un medio eminentemente empírico. Es decir, es una concentración de circunstancias tan variables, tan difíciles de apreciar, tan complejas de percibir, que la inteligencia y el racionalismo son a menudos sobrepasados por la acción del propio fenómeno. Y para concebirlo hay solamente una cosa superior, que es la percepción intuitiva e inmediata y la contra acción que de ese fenómeno vuelve a reproducirse como fenómeno en la colectividad“. ( Juan Domingo Perón. Conducción Política)
Poner en practica la conducción para Perón es “la imposición de la voluntad propia sobre la del adversario“, y esto lo logra a través de una estrategia, manejando información sobre sus adversarios y sorprendiendo en la toma de decisiones.
El peronismo siempre tuvo una conducción orgánica basada en una clara y expuesta doctrina. Esta es la base de toda su conducción, siempre y cuando, este conductor es seguido por su forma de ser y de actuar por una masa que lo va conociendo y aceptando su pensamiento y forma de acción. Entonces el peronismo toma la conducción como una forma de dirigir basada en la acción y por los acierto u errores que esta va produciendo: "La buena conducción se mide por el éxito. En el arte de la conducción hay sólo una cosa cierta. Las empresas se juzgan por los éxitos, por sus resultados… La conducción es un arte de ejecución simple: acierta el que gana y desacierta el que pierde. Y no hay otra cosa que hacer. La suprema elocuencia de la conducción está en que si es buena, resulta, y si es mala, no resulta…" (Juan Domingo Perón. Conducción Política)
Fuentes:
Diccionario de Política. Norberto Babbio, Nicola Mateucci y Gianfranco Pasquino.
Perón. Conducción Política.
Crisis y resurrección del peruanismo. Mario Bertellotti.
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