La izquierda abstracta termina sirviendo a la Derecha concreta,por Norberto Galasso

Publicado en la Revista Debate el 13/02/2009 Norberto Galasso: “La izquierda abstracta termina sirviendo a la derecha concreta”
El ensayista defiende a los intelectuales de Carta Abierta de las críticas de Pino Solanas y Alcira Argumedo.

“Se trata de un discurso de la izquierda abstracta que se termina convirtiendo en una derecha concreta”, afirma. También critica la eventual incorporación de los dirigentes de entidades rurales como candidatos de la oposición y explica cuál es su posición frente al gobierno nacional.


Político, ensayista e historiador, Norberto Galasso tiene más de cuarenta años de militancia en la denominada corriente de la “izquierda nacional”. La editorial Colihue acaba de editar su libro de polémicas ¿Cómo pensar la realidad nacional? Crítica al pensamiento colonizado y de reeditar Vida de Scalabrini Ortiz, la biografía sobre uno de los intelectuales más importantes de la Argentina del siglo XX, que había sido publicada por primera vez en 1970 por la editorial de Jorge Abelardo Ramos.Galasso es un polemista experimentado que no evita ningún tema, y cuestiona la actitud política de algunos antiguos compañeros de ruta, como Fernando “Pino” Solanas.

¿Por qué decidió polemizar con dos ex compañeros de militancia suyos, como Alcira Argumedo y Pino Solanas, sobre las distintas visiones que tienen en relación a las políticas implementadas por el gobierno nacional?

Yo estuve en el primer Proyecto Sur cuando decidimos lanzarlo en 2002. Hice la experiencia y conozco la película. La sufrí y me frustré. Me molesta mucho la soberbia de la izquierda abstracta. Entiendo que Pino se desborde porque es su carácter y es un artista. El problema está en que cuando uno interviene en política no puede trasladar sus formas de actuar como artista. Solanas acusó a los intelectuales de Carta Abierta de “no denunciar el crimen del hambre y el saqueo de recursos del país”.Pino nos acusa de ser cómplices de la entrega del país, afirma que éste es un gobierno antinacional y antipopular, y que Néstor Kirchner es un personaje perverso. Me pareció que era una exageración mayúscula, que es funcional a la derecha. Es una izquierda abstracta que se termina convirtiendo en una derecha concreta. Entonces creí que era importante puntualizar algunas cosas; que era importante remarcar algunas cosas concretas que ha hecho el Gobierno y explicar que nuestro apoyo no es oficialista.

¿Cuál es su posición frente al gobierno nacional?

Hay una mayor intervención y participación del Estado en la economía, lo que abre posibilidades para que el campo nacional pueda ir recomponiéndose. Pero hay dificultades muy grandes en la formación de los cuadros políticos. Se evidencia que hubo una dictadura que ha asesinado a 30.000 personas y que ha habido un deterioro tremendo del movimiento peronista durante el menemismo, donde las viejas banderas desaparecieron y ya no se sabe qué significa ser peronista. ¡Ahora se está viendo una conjunción entre Mauricio Macri, Francisco de Narváez y Felipe Solá!

¿Cómo caracterizaría a esta alianza?

Es el peronismo queriendo convertirse en la derecha, sin siquiera tener rasgos populistas. Tienen detrás a la figura de Eduardo Duhalde, que puede ser quien mueva muchos intendentes. Por eso creo que Kirchner no ha tenido otra salida que asumir la presidencia del Partido Justicialista, porque si no la iba a tomar Duhalde. Pero construir por arriba es muy riesgoso, sobre todo con intendentes tan peligrosos. Ahora también es cierto que es muy difícil construir por abajo, cuando todavía hay mucha desocupación, mucho trabajo en negro. Entonces, el hombre de trabajo está en un lugar de mucha inseguridad. Y en una gran parte de la clase media se observa un giro a la derecha. Se ha comenzado a ver con el triunfo de Macri; luego en el conflicto con el campo, y ahora en los políticos de la oposición que están intentando concertar una especie de nueva Unidad Democrática. Me parece muy curioso que una clase media de tradición democrática y liberal -que se opuso históricamente al peronismo porque violaba la institucionalidad- ahora pueda llegar a avalar al ex presidente de la Sociedad Rural, Luciano Miguens, como posible candidato del PRO y al líder de las Confederaciones Rurales Argentinas, Mario Llambías, por la Coalición Cívica. Es fascismo puro, porque están reemplazando a los partidos por las corporaciones.

¿Por qué advierte sobre las dificultades en la formación de cuadros políticos en el kirchnerismo?

Cuando tenía 25 años, iba con unos amigos a una librería de la calle Córdoba y Talcahuano, donde Jorge Abelardo Ramos había instalado su editorial. En los atardeceres, iban a conversar de política Arturo Jauretche y Juan José Hernández Arregui. Nosotros escuchábamos esas conversaciones entre tres tipos de estilos muy diferentes, pero brillantes. Hoy no se encuentran esos espacios, aunque creo que lo que más se parece a eso es Carta Abierta.

¿Qué balance hace de estos primeros meses de trabajo de Carta Abierta?

Se trata de un fenómeno muy importante, me ha sorprendido la cantidad de gente que concurre a las reuniones. Son mujeres y hombres de clase media, profesores, maestros, artistas, que generalmente se equivocaron en las contiendas políticas. Hay tipos brillantes como Horacio González o Ricardo Forster, a quien yo no conocía. Frente al peligro de la cuestión agraria, frente al clima destituyente, decidieron salir a denunciar que el pueblo ha votado una cosa y que los grandes poderes económicos, con el guiño de fuerzas externas, quieren desgastar al Gobierno, como ellos mismos lo han admitido.

¿Cuál cree que será el futuro del grupo?

Es una incógnita conocer el futuro de Carta Abierta, porque en un año de elecciones de un modo u otro vamos a tener que definir algo. Dentro de una concepción muy clara de que este Gobierno es lo mejor que puede pasar frente a la derecha, hay mucha heterogeneidad. Hay compañeros que tienen una visión libertaria; otros que fueron de la Juventud Peronista en los 70, estuvieron en la calle, pero vieron mal la soberbia de la construcción de Montoneros; hay muchos ex militantes del Partido Comunista, que sienten que nunca embocaron una. Eso implica una dificultad si se quiere organizar algo desde ahí, porque se necesita una mayor cohesión. De todas maneras, Carta Abierta ha ocupado un lugar muy importante en oxigenación del campo nacional.

¿Cuáles son las medidas que deciden su adhesión al gobierno nacional y en qué aspectos considera que aún no se ha avanzado lo necesario?

Es muy difícil la caracterización de este Gobierno. No se puede decir que no hace nada por recuperar los recursos mineros y petroleros, hay que recordar de dónde viene. La elección de 2003 la ganó Carlos Menem y Kirchner apareció como un paracaidista. No es un hombre con cuadros políticos formados ni con militancia propia. Por eso tiene que negociar de forma permanente. Pero la economía de especulación se transformó en una economía productiva, la industria comenzó a moverse, bajó la desocupación y la pobreza, los trabajadores recuperaron cierta fuerza, hoy hay paritarias. Aunque hay experiencias que son contradictorias.

¿En qué políticas observa esas contradicciones?

El Gobierno no tiene una concepción claramente estatista. Cuando estatiza pide perdón y jura que va a volver a privatizar. Se vio obligado a estatizar el Correo porque no funcionaba y a algunos ramales ferroviarios porque eran un desastre. Se vio obligado a estatizar porque Aerolíneas está en quiebra. En cambio sí creo que hubo una ofensiva en dos ejes centrales.

¿Cuáles?

Con las retenciones se retomó la mejor línea del peronismo, la de los cambios selectivos del 46, que transferían porciones de riqueza del agro a la industria y la clase trabajadora. Y que después volvió a intentar José Ber Gelbard con la renta normal potencial de la tierra, que el mismo peronismo no quiso votar. La Resolución 125 fue un intento por redistribuir el ingreso, aunque es cierto que tuvo algunos errores. Y no se contempló que la Federación Agraria no era más la del Grito de Alcorta, sino que estaba en línea conciliadora con la Sociedad Rural.

¿Cuál es el otro eje en el que ve una ofensiva del Gobierno?

El otro intento interesante fue atacar al poder financiero, cuando se avanzó sobre las AFJP. En la política latinoamericana, además, se logró frenar el avance del ALCA. Todas estas medidas son las que me llevan no a estar dentro del oficialismo -porque uno pierde toda posibilidad de espíritu crítico y de independencia, y así tampoco le hace nada bien al oficialismo-, sino a galopar al costado manteniendo la independencia ideológica, política y si es posible la organizativa. Tratar de contribuir para que se avance, y contemplar que si el Gobierno tiene una serie de limitaciones, son muy explicables frente a sectores del peronismo que son abiertamente reaccionarios o que son capaces de unirse a los grandes consorcios económicos internos y externos.