25.3.07

El santo de la espada

El destino quiso que la noble Francia que vio nacer a Napoleón recogiera él ultimo suspiro del más grande entre los pares del corzo inmortal y que la pequeña Boulogne-sur-Mer fuera la privilegiada testigo del transito a lo inmortal del gran estratega, del estadista genial, del honrado administrador y del raro ejemplo de hombre que supo llevar con humildad tanta grandeza
Supo también en suerte a esta histórica villa años más tarde ser auditora del gran Vellisario quien en una elocuencia pronuncio la celebre frase: Padre nuestro que estas en el bronce.

Si el combate de San Lorenzo fue comienzo de sus glorias “Me refiero en América” pues el aguilucho ya había mostrado sus garras en el viejo mundo, la conferencia de Guayaquil fue lindo broche de su epopeya.

No pretendo hacer comparaciones entre los dos grandes de América –Española pero si sostengo que siendo Bolívar y San Martín de igual magnitud en su inconmensurable grandeza el criollo nacido y Yapeyu era superior de renunciamiento de ambiciones personales en aras de la consecución de sus propósitos de libertad, principios y fin de sus afanes.
Lo otro lo demás esta envuelto en el misterio, lo real es que de allí en más a caballo de mula y a través de la cordillera regreso a su patria y entra en la historia y sigue cabalgando.

José Amil Feijóo

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