2.8.09

UN AÑO DEL NO - POSITIVISMO

A un año del No-positivismo

Lejos de ser una antítesis a la teoría desarrollada por Augusto Comte, hoy se conmemora el primer aniversario del rechazo a la Resolución 125 por parte de la Cámara de Senadores, más precisamente del voto no positivo del vicepresidente Julio Cobos.
Como ha sostenido el Cro. José Sanchez (autor tal vez poco conocido a quien por su claridad lo cito siempre que tengo oportunidad), la historia es una excelente excusa para pensar en términos políticos. Tratándose de la historia reciente de nuestro país, hacer un pequeño repaso de las consecuencias inmediatas que el conflicto “campo-gobierno” a modo de reflexión siempre es bueno y más en momentos como estos.
Muchas veces, escuchamos la (in) justificación acerca de la debilidad del gobierno de Raúl Alfonsín que se basa en los famosos “13 paros salvajes” que los trabajadores del país encabezados por Saúl Ubaldini, llevaron adelante en busca de mejores condiciones laborales. Si un gobierno fue debilitado por el sector obrero en ese entonces, ¿Cómo una gestión se sostiene hoy luego de 100 días de Lock out patronal, llevado adelante por el sector agro-ganadero?
Escondiéndose detrás de las banderas argentinas, de la escarapela, del himno nacional, ellos defendieron sus propios y sectoriales intereses concentrados, en contraposición a los del común del pueblo argentino. Allí estaban de la mano la Sociedad Rural y la Federación Agraria, unidos en la llamada Mesa de Enlace que con completa impunidad e intolerancia llevaron adelante sus medidas perjudicando al resto de los argentinos : desabastecimiento y corte de rutas, acompañados por los grandes monopolios mediáticos y las clases gorilas de las principales ciudades, convirtiendo así un reclamo sectorial en contraposición a una medida adoptada por el gobierno elegido democráticamente y según el mandato constitucional, en una clara expresión destituyente a los llamados “negros demagogos populistas montoneros” que llegaron al poder váyase a saber cómo.
La Resolución 125 había despertado viejas antinomias, personajes, conceptos o principios contradictorios que se desarrollaron a lo largo de nuestra historia, en lo que respecta al país que queremos. Como siempre, no podían faltar aquellos que acusaron al gobierno nacional de “dividir, enfrentar a la población”, cuando en realidad reflotaban ciertas concepciones que se creían sepultadas por el proceso iniciado en 1976 y profundizado en los 90, de despolitización de la sociedad y establecimiento de la perfecta economía neoliberal.
Da la casualidad, que como todos sabemos, ciertos sectores del campo y de los grandes medios periodísticos que participaron en el enfrentamiento con el gobierno nacional, fueron los mismos que apoyaron y se vieron beneficiados con ese nuevo orden del libre mercado, de la injusticia social, y del colonialismo.
La mala comunicación por parte del gobierno y la desinformación constante y tendenciosa como la de los “patoteros del choripán y la gaseosa pagados por el gobierno golpeando a gente decente que se manifiesta pacíficamente sin ningún tipo de consignas políticas”, configuraron un conflicto social, que sólo la voluntad política y democrática de la Cra. Cristina de enviar la resolución 125 al Congreso Nacional, para ser debatida y aprobada por los legisladores, pudo desde un punto de vista estructural, poner fin.
En medio de las presiones que la mesa de enlace constantemente ejercía sobre la sociedad y sus representantes, la cuestionada resolución fue aprobada por la cámara de diputados. La medida nacional redistribucionista y progresista iba en camino a ser más que una medida económica, iba a ser el saldo de una deuda histórica de más de 50 años.
Sin embargo, en política el que se confía se duerme. Más allá de los oficialistas que se opusieron al proyecto en la Cámara Baja, se encontraban los del Senado. En una especie de ProDe político, día a día se iban conociendo cómo cada representante de las provincias iba a votar. Por esas mismas cosas de la política, el día de la votación la mitad exacta del Senado apoyaba al proyecto oficial y la otra mitad se oponía.
La decisión cayó en el hasta entonces desconocido e inmutable vicepresidente Cobos, quien dio su voto no positivo a los intereses nacionales, su voto no positivo a las instituciones, su voto no positivo al modelo de país alternativo, al camino de la redistribucion de la riqueza, a un paso más, a un símbolo hacia una sociedad más justa, a la coherencia, a las convicciones que lo habían llevado a acompañar a la Cra. Cristina en la fórmula presidencial electa en el 2007 que seguiría con el proyecto iniciado en el 2003.
La historia de los argentinos, como seguramente debe suceder con la historia de otros países, esta llena de traiciones, de políticos oportunistas con convicciones de palabra pero no de hecho, de grupos de poder minoritarios que dominan de alguna forma o de otra al conjunto y de alternativas populares a esos grupos que son fuertemente golpeadas al punto de buscar la sumisión.
Los dirigentes agrarios que hace un año festejaban con Champagne el nefasto voto de Cobos, fueron las joyitas más deseadas por los políticos opositores en estas elecciones. La frase “Hay que cargar a los peones en las camionetas y decirles a quien tienen que votar” es todo un símbolo del país que deja Cobos con su No positivismo. Solo nos basta esperar las consecuencias a largo plazo.
La doctrina No positivista, incluyó otro suceso auténticamente argentino: un vicepresidente que además de votar en contra del proyecto que supuestamente integraba y participaba de su construcción, en las elecciones legislativas llevó adelante listas propias, candidatos propios que reflejaron al llamado “héroe nacional” como un político oportunista más, sin ningún mérito, capaz de traicionar a su partido y luego a los motivos por los cuales traicionó a su partido.
El No positivismo que nació hace exactamente un año, reflejando uno de los peores vicios de la política (o lamentablemente una de las características inherentes a ella) como es la traición, fue un ícono en estas últimas elecciones : Mientras Cobos aglutinó a un importante sector de “los radicales K que habian tenido amplia participación en las elecciones del 2007”, los muchachos de un sector de esa izquierda progresista que jugó un rol fundamental en las calles en defensa del gobierno nacional y popular, dieron vuelta la rosca buscando cualquier tipo de excusas (como siempre hicieron y que tal vez por eso siempre siguen en la misma situación electoral) y abrieron su propio camino. Finalmente, el Pejotismo clásico que luego de ser derrotado se había sumado al proyecto de la Cra. Cristina… directamente no nos sorprendió, entre compañeros nos conocemos.
La decisión de Cobos y la derrota electoral, tienen que ser motivos para que los peronistas no cometamos los mismos errores y veamos con impotencia como es vapuleado el proyecto nacional que acompañamos. Si la Gloriosa Resistencia Peronista luchó 17 años por traer de vuelta al General, ¿Por qué nosotros habríamos de bajar los brazos? Los resultados del 28 de junio están y es necesario también asumir los errores que nosotros y nuestros referentes cometieron para que llegar a esa situación. No obstante, es una cuestión meramente militante seguir construyendo y haciendo política. Sólo así, podremos enfrentar al No Positivismo.

Ezequiel Reina
Agrupación Encuentro Militante
Bahia Blanca

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